miércoles, 11 de febrero de 2015

Las reválidas de la ESO y Bachillerato costarán más de 106 millones de euros

¿Cuántos profesores podrían contratarse con los 106 millones presupuestados para las reválidas? ¿Cuántas aulas dejarían de estar masificadas? Con todo el desprecio por el alumnado que una ley educativa es capaz de demostrar, la LOMCE nos quiere convencer de que la atención individualizada, como si de una joya cara se tratase, termina siendo secundaria. Las reválidas, glorificadas como ningún otro aspecto de la ley y presentadas como la gran alternativa al gasto superfluo, esconden la desagradable finalidad de hacer caer a quienes, qué casualidad, más atención individualizada necesitan. El carácter segregador de estas pruebas está tan documentado que convierte en sordos únicamente a los que no ven ningún inconveniente en poderlo ser.
Resulta mezquino que la única contribución de las reválidas al conocimiento de un estudiante sea la probabilidad de suspenderlas. Y, paradójicamente, unas pruebas que no hacían ninguna falta en un sistema ya de por sí saturado de muchas otras acabarán captando todas las atenciones. El nuevo orden impondrá restricciones severas a la creatividad y al pensamiento divergente para entregar horas de reloj, nunca las suficientes, a la práctica de destrezas acríticas y la captura de datos que dejarán de ser volátiles a fuerza de machacarlos.
Di no a las reválidas.


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Fuente : Cadena Ser

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