La cosa es así.
Colegios sostenidos con fondos públicos piden una cuota "voluntaria"
mensual a las familias que escolaricen ahí a sus hijas e hijos.
Esta cuota tiene una doble función: en primer lugar, establece un
filtro socioeconómico entre quien puede acceder y quien no puede acceder
a ese centro. No hay por tanto entre su alumnado críos y crías de
entornos desfavorecidos.
En segundo lugar, permite ofrecer unos "servicios" de los que el Estado no se responsabiliza en los centros públicos.
Los poderes políticos y económicos -sea la OCDE, sea el Ministerio, sea
la Consejería de Educación-, establecen unas pruebas "objetivas", de
carácter individual, para evaluar al alumnado. El factor más
determinante en los resultados -y esto está probado-, es el nivel de
estudios y la profesión de los padres, así como el número de libros en
casa.
A continuación, se publican los resultados de los
centros, se establecen rankings y se dota de más recursos a los centros
que ocupan las posiciones de arriba.
Paralelamente, en los
procesos de escolarización, desaparece como un valor importante la
proximidad al centro, mientras se prima que los padres ya estudiaran
años atrás -cuando muchos colegios eran "de pago"- en dicho centro, y se
deja un punto -en una horquilla bastante reducida- a la libre decisión
de los centros: si este decide "deshacerse" del alumnado más vulnerable
para puntuar mejor en las pruebas y tener mejores resultados, la fórmula
es redonda. Basta con que ese punto tenga que ver con el expediente del
alumnado.
¿Qué os parece?
¿Dónde queda la equidad? ¿Dónde la mal llamada "libertad de elección"?
Libertad sin igualdad es, pura y simplemente, privilegio.
Y lo más importante: ¿quién decide los criterios que determinan lo que se entiende por "buena educación"?
Colegios sostenidos con fondos públicos piden una cuota "voluntaria" mensual a las familias que escolaricen ahí a sus hijas e hijos.
Esta cuota tiene una doble función: en primer lugar, establece un filtro socioeconómico entre quien puede acceder y quien no puede acceder a ese centro. No hay por tanto entre su alumnado críos y crías de entornos desfavorecidos.
En segundo lugar, permite ofrecer unos "servicios" de los que el Estado no se responsabiliza en los centros públicos.
Los poderes políticos y económicos -sea la OCDE, sea el Ministerio, sea la Consejería de Educación-, establecen unas pruebas "objetivas", de carácter individual, para evaluar al alumnado. El factor más determinante en los resultados -y esto está probado-, es el nivel de estudios y la profesión de los padres, así como el número de libros en casa.
A continuación, se publican los resultados de los centros, se establecen rankings y se dota de más recursos a los centros que ocupan las posiciones de arriba.
Paralelamente, en los procesos de escolarización, desaparece como un valor importante la proximidad al centro, mientras se prima que los padres ya estudiaran años atrás -cuando muchos colegios eran "de pago"- en dicho centro, y se deja un punto -en una horquilla bastante reducida- a la libre decisión de los centros: si este decide "deshacerse" del alumnado más vulnerable para puntuar mejor en las pruebas y tener mejores resultados, la fórmula es redonda. Basta con que ese punto tenga que ver con el expediente del alumnado.
¿Qué os parece?
¿Dónde queda la equidad? ¿Dónde la mal llamada "libertad de elección"?
Libertad sin igualdad es, pura y simplemente, privilegio.
Y lo más importante: ¿quién decide los criterios que determinan lo que se entiende por "buena educación"?
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